EMPRESAS FAMILIARES


Pese a los cambios que ha impuesto la globalización económica, las empresas familiares, siguen constituyendo un pilar muy importante de la economía mundial, representando el modelo más antiguo y difundido de empresas a lo largo de todo el mundo.

 

Resultan claves, ya que se estima que en torno al 80% del PIB se genera en empresas familiares y emplean a la mitad de la fuerza laboral mundial. Además, son responsables de la creación entre el 50 y el 80% de los empleos en la mayoría de países y suponen el 75% de la creación neta de empleo.

 

Pero, ¿qué se entiende por empresa familiar?, ¿qué es lo que la diferencia del resto de empresas?

 

La empresa familiar es aquella organización comercial o corporativa en la que la toma de decisiones es realizada (o altamente influenciada) por los miembros de una familia, que también resulta dueña de la empresa. De esa manera, entre las expectativas y visión estratégica de este tipo de organizaciones está que los sucesores lleven las riendas, dándole continuidad a la organización.

 

Las relaciones laborales en la empresa familiar, deben estar regidas por un protocolo que las regule. El protocolo familiar, es un instrumento que amplía las posibilidades, en un principio limitadas, de las relaciones entre la propiedad y la gestión del negocio. Se trata de un acuerdo que recoge una serie de normas y códigos de conducta, a los que se someten todos los miembros de la familia de mutuo acuerdo.

 

La finalidad de un protocolo familiar es componer un proyecto familia-empresa que motive a la familia, creando un espíritu de unidad y compromiso. Además, es imprescindible para regularizar las prácticas profesionales de la empresa familiar y establecerse en el mercado.

 

Según el Instituto de la Empresa Familiar, entre las características principales de una empresa familiar destacan las siguientes:

  •  La mayor parte del capital pertenece a una misma familia.
  • Esa participación mayoritaria se traduce en una mayoría de derechos de voto en el consejo de administración. Es decir, para que una empresa se considere familiar, la familia o uno de sus miembros debe tener al menos un 20% de derechos de voto y mayor porcentaje de acciones que el resto de los inversores.
  • Además, al menos una persona de la familia forma parte del órgano de dirección de la compañía.

 

Una de las ventajas de toda empresa familiar apunta al control que se tiene sobre la empresa y a la continuidad que se le da a lo largo de las generaciones. Además, son organizaciones comprometidas, puesto que la empresa significa en la vida personal de sus miembros familiares, más allá de la rentabilidad. Al ser importante mantener las relaciones a salvo, los objetivos son más bien personales y pueden estar por encima de la búsqueda de beneficios.

 

Sin embargo, los negocios de familia tienen que superar algunas contras muy significativas. Las desventajas más comunes tienen que ver con los conflictos de intereses dentro de la familia. Dado el vínculo emocional que necesariamente se da entre los integrantes de una familia, es común que existan ciertos piques familiares o presiones adicionales (que relacionan el éxito empresarial con el lugar afectivo dentro de la familia) cuyo impacto en el desempeño empresarial puede ser considerable.

 

La incompetencia también puede llegar a ser un problema en este tipo de empresas. Muchas veces, se contrata a un miembro de la familia solo por “obligación moral” cuando este no tiene trabajo y muchos otros ya forman parte de la compañía. En ocasiones, entran en el negocio personas que, sin la preparación o el rigor necesarios, pueden provocar serias complicaciones.

 

Por otro lado, la sucesión en empresas familiares es uno de los grandes problemas que amenaza la supervivencia de estas empresas. Así, sobrevivir más de tres generaciones dependerá en buena medida de un plan estratégico a largo plazo en el que se incluya un cuidadoso plan de sucesión a partir del que poder gestionar el proceso de cesión a una nueva generación o, si fuera conveniente, se delegase la gerencia a un profesional externo.

 

Al fin y al cabo, este tipo de organización tiene las mismas características que cualquier otra empresa. La diferencia de la empresa familiar es su conexión con un grupo familiar. Por ello, son estructuras ideales para iniciar un negocio, a condición de tener claros algunos puntos claves. Son especialmente importantes el formalismo en la gestión, una preparación adecuada de la sucesión, hacer prevalecer la competencia sobre la procedencia familiar e incluir cierta cultura del riesgo empresarial.